Para poder entender las muchas tapas y declaraciones sobre el supuesto avance "K" por sobre la "independiente" libertad de expresión de los periodístas, tenemos que entender primero porqué y contra quién avanza el gobierno de Cristina Fernández.
Las fuentes informativas masivas, los llamado Mass Media, son aquellos medios de comunicación agrupados en un holding mediático. Hoy en día, alrededor de todo el planeta, podemos encontrar conflictos entre gobiernos democráticos y distintos grupos de medios, que frente a distintas acciones gubernamentales levantan o bajan el pulgar a través de sus decenas de medios de comunicación.
Cuando uno habla de holding mediático, no hace otra cosa que dar a conocer un grupo empresarial de medios de comunicación; un pulpo de largos tentáculos que monopolizan las palabras, los silencios, las expresiones, las dudas, las opiniones. En la actualidad la comunicación logra internarse de manera masiva a través de la radio, la televisión, el cine, periódicos, la comunicación satelital e Internet, un gigantesco mercado, que como el resto, posee reglas y usos particulres. Cuando un gobierno toma alguna medida que perjudique el flujo económico e la empresa, los polìticos suman un nuevo enemigo.
Como los latinoamericanos somos vagos perrezosos y corruptos, miremos a nuestra madre patria: allí encontramos varios ejemplos del grupo Prisa (en España contra Aznar) 1, 2,
ahora el mismo grupo pero en Venezuela contra Chávez. Este grupo empresarial apoyó un golpe de estado en Venezuela (editorial del diario EL PAIS -España- un día después del fallido golpe de estado) y en la actualidad también se encargar de esconder lo que sucede en Honduras.
Este es el rol de los grupos mediáticos tanto de ayer como hoy.
Otra vez aparece allá atrás un viejo intelectual peronista, Arturo Jauretche
Porque los medios de información y la difusión de ideas están gobernadas, como los precios en el mercado y son también mercaderías. La prensa nos dice todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la sociedad humana, y nos propone sus beneficios por oposición a los sistemas que la restringen por medio del estatismo. Pero nos oculta la naturaleza de esa libertad, tan restrictiva como la del estado, aunque más hipócrita, porque le libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión, ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden.
La empresa de medios más grande de Argentina, la que monopoliza el 70% del mercado argentino, se llama Clarín y disputa terrenos comerciales en latinoamérica con el grupo O Globo, empresa multinacional con prigen en el país hermano Brasil, y Televisa de México.
Al redactar una nueva ley de medios, el gobierno interfiere en los modos -derechos y obligaciones- del mercado de los medios de comunicación. Esta nueva ley busca modificar la actual regulación de la radio y la t.v; repartiendo el aire argentino -medio físico por el que se propagan- en un 33% de espectro comercial, un 33% de espectro para el Estado y un 33% para lo que se conoce como el "tercer sector" (asociaciones civiles, cooperativas, entre otras). De este modo la comunicación deja de ser sólo una mercancia para las empresas y pasa a tomar el caracter de derecho y deber popular.
Otro rasgo particular de esta ley es que circunscribirá los permisos de medios que recaen sobre una misma persona, pasando de 24 a 10 ( ver cuadro comparativo)
Como vemos, el marco de expanción comercial se reduce notablemente (de 100% a 33%) y también se reduce la tenencia de licencias comerciales para explotar las frecuencias de comunicación de la sociedad. Este par de medidas nos hace comprender la reacción virulenta de una empresa contra el gobierno de turno, y los cacareos de los de siempre, Carrió, Bullrich, Macri y el bochornoso Francisco De Narváez, colaborador $$$ de Menem y propietario de una licencia comercial para explotar un canal de t.v (América).
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